miércoles, 16 de julio de 2014

Sexting y comportamiento sexual en adolescentes

¿Qué es el sexting?
El "Sexting" ha sido definido frecuentemente como la transmisión de imágenes de desnudos (o semidesnudos) a través de un dispositivo electrónico. Algunas definiciones también incluyen la transmisión de mensajes de texto con contenido sexual explícito. Hasta la fecha sólo 1 estudio ha examinado la relación entre los mensajes y fotos con contenido sexual explícito y la conducta sexual.
Sin embargo, debido a que el envío de mensajes y fotos se midió como un solo punto, los autores no pudieron evaluar la equivalencia de estos 2 comportamientos. Esta distinción puede ser importante porque el envío de un mensaje con contenido sexual explícito puede no tener las mismas consecuencias sociales que el envío de una foto. Además, ningún estudio ha explorado la relación entre estos 2 tipos de comportamientos de sexting con el riesgo sexual.

Los datos publicados sobre los comportamientos de sexting adolescente son escasos, dificultando la determinación de la prevalencia. Estudios de jóvenes de escuela secundaria han sugerido que el envío de fotos de desnudos o semidesnudos es algo común, con el 18% al 28% de los adolescentes refiriendo haberlo hecho. El único estudio que incluyó a adolescentes jóvenes halló que entre el 1% y el 2,5% (dependiendo de la definición de sexting) de los usuarios de internet de 10 a 17 años de edad informó haber aparecido en o creado una foto sexualmente explícita.
Sin embargo, las limitaciones metodológicas de este estudio (por ejemplo, entrevistas a los adolescentes por teléfono con los padres presentes, métodos de muestreo que dieron lugar a una muestra en gran parte de raza blanca, con alto nivel socioeconómico, y con 2 padres en el hogar) hacen difícil sacar conclusiones firmes. Incluso en ausencia de datos claros respecto a la prevalencia, el sexting todavía puede servir como un marcador potencialmente importante de comportamiento riesgoso.
Además, debido a que la juventud comienza a estar más interesada en las relaciones románticas y en la sexualidad durante la pubertad,el sexting es probable que surja durante los años de la escuela secundaria; sin embargo, ningún estudio ha examinado exclusivamente el sexting entre los adolescentes jóvenes, particularmente en los estudiantes secundarios en riesgo.

Poco se sabe acerca de las características que separan a los adolescentes que se dedican al sexting y a los que no lo hacen. Los hallazgos a partir de estudios transversales de estudiantes de escuelas secundarias sugieren que los adolescentes que se dedican al sexting incurren en altas tasas de actividad sexual, hecho que puede ponerlos en mayor riesgo de embarazo no deseado, VIH, y enfermedades de transmisión sexual.
Rice y colegas hallaron que los adolescentes que practican el sexting tenían 7 veces más probabilidades de ser sexualmente activos y casi el doble de probabilidades de tener relaciones sexuales sin protección que sus pares. Del mismo modo, un estudio realizado por Temple ycolaboradores halló que los alumnos de 10° y 11° grado que se dedicaban al sexting eran más propensos a haber tenido relaciones sexuales. También hallaron que las niñas que habían enviado fotos de sí mismas desnudas tenían una mayor probabilidad de involucrarse en relaciones sexuales de riesgo, incluyendo el tener múltiples parejas y el uso de sustancias antes del acto sexual.

Otros factores que pueden diferenciar a los adolescentes que practican el sexting de los que no incluyen la no heterosexualidad, ser blanco o afroamericano, y la mayor edad. Aunque la investigación es limitada respecto a los factores cognitivos relacionados con el sexting, varios estudios han identificado relaciones entre las cogniciones y otros comportamientos relacionados con el sexo entre adolescentes.
Los informes de intenciones sexuales están relacionados con los comportamientos sexuales entre los jóvenes con problemas de salud mental, pero se desconoce si los adolescentes con mayores intenciones de tener sexo participan en el sexting. Además, un número de estudios halló que las percepciones y actitudes de los compañeros "sexuales” predicen la conducta sexual de riesgo entre los adolescentes.

Los adolescentes que practican el sexting pueden ostentar creencias similares, percibiendo que sus compañeros, padres, e incluso los medios de comunicación aprueban la actividad sexual. El sexting también puede estar relacionado con dificultades en el manejo de las emociones. Se ha hallado que los adolescentes que reportan emociones más intensas y lábiles y una regulación menos eficaz de estas emociones reportan más problemas de conducta y más compañeros sexuales.
Además, entre un grupo de adolescentes de alto riesgo que asisten a escuelas terapéuticas, se halló que la desregulación del afecto se asocia significativamente con  riesgo sexual reciente (ej., no utilización de preservativos en la última relación sexual). Dado que el sexting parece vinculado con un comportamiento sexual de riesgo, el déficit en la regulación de la emoción puede caracterizar a los adolescentes que practican el sexting frente a los que no lo hacen.

Dadas las lagunas existentes en la literatura, el objetivo del presente estudio fue examinar la prevalencia de conductas de sexting entre una muestra de adolescentes jóvenes en riesgo. El objetivo fue determinar si la actividad sexual (incluyendo un continuo de conductas de bajo riesgo y alto riesgo), las intenciones de tener relaciones sexuales, la aprobación percibida de la actividad sexual, y las habilidades de regulación afectiva están relacionadas con la conducta de sexting. También, como sugieren Rice y colaboradores, se examinó el diferente impacto de enviar mensajes sexuales explícitos frente a fotos para determinar si estos comportamientos representan diferentes niveles de riesgo.

Métodos

Sujetos
La muestra estuvo conformada por adolescentes que participaron en el proyecto TRAC (Talking about Risk and Adolescent Choices: Hablando sobre Riesgos y Opciones Adolescentes), un estudio de prevención de riesgo sexual para adolescentes jóvenes en riesgo que reclutó 420 participantes de 5 escuelas medias públicas urbanas de Rhode Island entre 2009 y 2012.
Los jóvenes elegibles se encontraban en el séptimo grado, tenían entre 12 y 14 años de edad, y fueron identificados por los consejeros escolares, enfermeras y administradores por síntomas de dificultades conductuales o emocionales. Estos profesionales escolares fueron provistos con una lista de comprobación de síntomas estándar (por ejemplo, aislamiento, hiperactividad, nerviosismo) para ayudar en la identificación de los estudiantes.
Se excluyeron los estudiantes que cursaban un embarazo, los que se auto-identificaron como VIH positivos, aquellos con retraso en el desarrollo, con historial de comportamiento sexual agresivo, aquellos incapaces de participar en grupos en Inglés, o con un hermano en el proyecto. El personal escolar obtuvo el permiso para ponerse en contacto con las familias y obtener en persona el consentimiento y asentimiento.

Medidas

Sexting
Utilizando un lenguaje similar al de Rice y colaboradores, se abarcaron 4 puntos por sí/no  sobre la distribución de mensajes sexuales: (1) "En los últimos 6 meses. . . has enviado mensajes de texto a alguien con una imagen sexual de ti mismo?" (2) ". . . le has enviado un mensaje de texto a alguien con contenido sexual para coquetear con ellos?" (3) ". . . le has enviado por mail o por mensaje electrónico (como Facebook) a alguien una foto sexual de ti mismo?" y (4) ". . . has enviado por mail o por mensaje electrónico (como Facebook) a alguien un mensaje sexual para coquetear con ellos?".

Debido a que las consecuencias asociadas con el sexting parecen similares independientemente de la modalidad, los análisis se realizaron por informes de contenido (texto o foto) más que por método de transmisión. Los adolescentes fueron clasificados como no participantes en cualquier conducta de sexting (No Sexting), por haber enviado mensajes sexuales solamente (Texto), o haber enviado fotos sexuales, con o sin textos (Foto).

Conductas de riesgo sexual
Se utilizaron artículos del Inventario de Desarrollo Psicosexual y Evaluación de la Conducta de Riesgo Adolescente para evaluar si los participantes habían incursionado alguna vez en una variedad de comportamientos sexuales. Se les preguntó a los adolescentes, por separado, si habían tenido parejas románticas,  "amigos con beneficios" (el hecho de haber realizado actividades sexuales, como besar, tocar, o tener relaciones sexuales con alguien que no es un novio), si habían incursionado en actividades sexuales sin penetración (besándose, o tocándose los genitales) con personas de distinto o del mismo sexo, o si habían tenido sexo oral o vaginal.

Cogniciones relacionadas con el riesgo
Se evaluaron las intenciones de los adolescentes a participar en sexo vaginal, anal, oral, y sexo anal o vaginal protegido en los 6 meses siguientes (1 = nada probable a 5 = muy probable) a través de 4 artículos de la Evaluación de la Conducta de Riesgo Adolescente.
Se utilizaron los 3 ítems de la Escala de Aprobación Percibida de los Padres (administrados por separado con respecto a madres y padres, según el caso), los 3 ítems de la Escala de Aprobación Percibida de los Pares, y los 4 ítems de la Escala de Permiso Sexual Percibido de los Medios de Comunicación para evaluar la aprobación ambiental percibida de la actividad sexual.
Los ítems evaluaron cómo creían que sus padres o compañeros reaccionarían si supieran que participaron en besos, toqueteos sexuales, o relaciones sexuales (1 = totalmente desaprobado a 4 = muy aprobado).  A nivel de los medios de comunicación, los adolescentes informaron si los mensajes que reciben de la televisión, artistas musicales, revistas, y películas avalan el sexo para los adolescentes de su edad (1 = totalmente en desacuerdo a 5 = totalmente de acuerdo). En todas las escalas, las puntuaciones más altas indican mayor aprobación percibida de la actividad sexual.

Competencia emocional
Las capacidades de regulación de la emoción se midieron mediante el uso de 2 subescalas de la Escala de Dificultades en la Regulación Emocional, Falta de Conciencia Emocional (6 artículos), y Acceso Limitado a las Estrategias de Regulación Emocional (8 artículos), utilizando una escala de 5 puntos. Las puntuaciones más altas indican una mayor dificultad con las emociones. Se utilizó la Subescala de Auto-eficacia Emocional del Cuestionario de Auto-eficacia para Niños (8 ítems) para medir la eficacia percibida por los adolescentes para el manejo de sus emociones (1 = no en absoluto a 5 = muy bien). Mayores puntuaciones representan mayor auto-eficacia emocional.

Demografía
Los adolescentes y sus padres aportaron auto-informes sobre la edad, el género, la raza, la etnia, y el ingreso familiar. Los adolescentes proporcionaron información sobre el estado puberal a través de la Escala de Desarrollo Puberal.

Procedimientos

Cuatrocientos dieciocho jóvenes completaron los cuestionarios de referencia utilizando una auto-entrevista asistida por ordenador de audio en computadoras portátiles privadas, y que fueron reembolsadas por su tiempo con tarjetas de regalo. Todos los procedimientos fueron aprobados por el Comité de Revisión Institucional hospitalario.

Análisis estadístico

Se definieron tres grupos por su comportamiento de sexting: (1) no sexting, (2) sexting sólo con mensajes de texto, y (3) envío de una foto sugerente a alguien. Se utilizaron modelos de regresión logística para hacer comparaciones entre los 3 grupos sobre los comportamientos de riesgo sexual, y se utilizaron modelos de regresión lineal para hacer comparaciones para las cogniciones relacionadas con el riesgo y la regulación del afecto. Los modelos incluyeron comparaciones planificadas que compararon la categoría de no-sexting con las categorías de sexting combinadas y luego compararon la categoría de texto solo con la categoría de fotografía sola.
Todos los análisis controlados por género, etnia y desarrollo puberal se llevaron a cabo mediante el uso de software PASW Statistics18. Los tamaños del efecto para las cogniciones relacionadas con el riesgo y las competencias emocionales se calcularon utilizando ŋ2 parcial y conversión a la δ de Cohen utilizando fórmulas de conversión estándar.

Resultados

De los 410 jóvenes que proporcionaron datos sobre su comportamiento de sexting, el 22% informó su incursión en el sexting en los últimos 6 meses, con un 17% enviando textos solamente y un 5% enviando textos y fotos. El envío de imágenes por teléfono fue informado por un 5%, los mensajes por teléfono por un 19%, las fotos por Internet por un 2%, y los mensajes por Internet por un 9%.

Demografía
Los jóvenes que participaron en sexting auto-informaron mayor madurez física (Escala de Desarrollo Puberal: F2,400 = 4,47, P =0,01), con aquellos en el grupo de Sólo Texto reportando una mayor madurez que los del grupo de No Sexting (P ajustada de Tukey-Kramer = 0,01); no hubo ninguna otra diferencia significativa para la madurez física. También hubo diferencias en el origen étnico (x22 = 7,27, P = 0,03 ) y el género (x22 = 7,33, P = 0,03), con los más jóvenes en el grupo de Fotos identificados como hispanos y mujeres más que aquellos en el grupo de No Sexting (etnia: x21 = 7,07, P = 0,01; género: x2Sólo 1 = 7,07 , P = 0,01 ) o en el grupo de Sólo Texto (etnia: x21 = 4,64, P = 0,03; género: x21 = 7,29, P = 0,01).

Conductas de riesgo sexual
Los jóvenes que reportaron practicar el sexting tuvieron más probabilidades de involucrarse en otras conductas sexuales, con odds ratios (ORs) ajustados por covarianza que variaron desde 4,45 hasta 7,34. También hubo diferencias entre los grupos de Solo Texto y los grupos de Fotos, con los jóvenes del segundo grupo siendo más tendientes a reportar conductas sexuales (OR ajustado: 1,10 a 2,66).

Cogniciones relacionadas con el riesgo
Los jóvenes en los 2 grupos de sexting reportaron mayores intenciones de entablar actividad sexual, así como más aprobación percibida para la actividad sexual por parte de sus compañeros, familia y medios de comunicación (tamaño de efecto ajustado [δ de Cohen]: 0,40 a 0,69). No hubo diferencias significativas entre los grupos de Solo Texto y de Fotos sobre estas medidas.

Competencia emocional
Los jóvenes que practicaban el sexting reportaron más dificultades con la competencia emocional (δ de Cohen: 0,19 a 0,42), con el grupo de sexting informando significativamente más dificultades con la conciencia emocional y menor auto-eficacia emocional. Los adolescentes del grupo Fotos versus Sólo texto también reportaron más dificultades con la competencia emocional (δ de Cohen: 0,19 a 0,22), pero estas diferencias no fueron estadísticamente significativas.

Discusión
"El envío de fotos se asocia con una mayor probabilidad de actividad sexual temprana"
Estos datos representan una de las primeras evaluaciones del sexting en una muestra de jóvenes adolescentes en riesgo. Dado que este estudio se interesó tanto en mensajes de texto sugerentes como en el envío de fotos y dado que examinó el sexting en el contexto de otras conductas sexuales y presexuales, cogniciones relacionadas con el riesgo, y competencias emocionales, el estudio proporciona importantes conocimientos sobre la fenomenología del sexting adolescente temprano. Los resultados sugieren varias conclusiones importantes.
En primer lugar, el 22% de los jóvenes adolescentes en riesgo (12-14 años de edad) reportaron practicar el sexting, porcentaje más alto que los reportes en la población general. Esta mayor prevalencia entre los adolescentes en situación de riesgo sugiere que los síntomas emocionales y conductuales que llevaron a la selección de esta muestra pudieron aumentar la probabilidad de que los adolescentes tempranos participen en sexting.
Los hallazgos para las cogniciones relacionadas con el riesgo y la competencia emocional coincidieron con esta afirmación. Los jóvenes que practicaban el sexting informaron una mayor percepción de  aprobación del comportamiento sexual por los padres, los compañeros, y los medios de comunicación, mayores intenciones de participar en situaciones sexuales, menor conciencia emocional, y menor autoestima emocional.
El hecho de que los que practican el sexting destaquen la probabilidad de riesgo sexual en esta muestra de riesgo seleccionada por síntomas emocionales o de comportamiento es importante. Se requiere más trabajo para definir mejor la relación entre el comportamiento y los síntomas emocionales y el sexting durante la adolescencia temprana.

En segundo lugar, la conducta de envío de mensajes de texto sexuales de cualquier tipo, con o sin imágenes, se asoció con una mayor probabilidad de participar en una variedad de comportamientos sexuales, incluyendo tocar genitales, tener un "amigo con beneficios", tener sexo oral, o sexo vaginal. Los adolescentes que practicaban el sexting tuvieron entre 4 y 7 veces más probabilidades de haber participado en estos comportamientos sexuales. Por ejemplo, los adolescentes dedicados al sexting tuvieron 5 veces más probabilidades de haber tenido relaciones sexuales vaginales, poniéndose a si mismos en mayor riesgo de embarazo o de infecciones de transmisión sexual.

De acuerdo con la literatura previa, el sexting también se asoció con conductas sexuales entre personas del mismo sexo. En resumen, el sexting parece co-ocurrir con conductas de actividad sexual y puede representar un indicador de riesgo sexual.

Aunque cualquier sexting parece ser un marcador de riesgo sexual, el envío de fotos se asocia con una mayor probabilidad de actividad sexual temprana. Los estudiantes que enviaron fotos fueron más propensos que sus compañeros que enviaban sólo textos a participar en todas las conductas anteriores, con la excepción de tocar los genitales de personas del mismo sexo.
Algunos factores demográficos se asociaron con el envío de fotos; las fotos fueron más probablemente enviadas por mujeres adolescentes y latinos. Esto puede estar relacionado con los datos demográficos de los que están solicitando fotos sexuales; por ejemplo, los varones pueden solicitar imágenes (de mujeres jóvenes) más a menudo; sin embargo, este estudio no evaluó las características de los compañeros de sexting.

La mayoría de las medidas de competencia emocional y cognición relacionada con el riesgo demostraron diferencias entre los adolescentes que participaron en sexting en comparación con sus pares que no participaron (aunque no entre los que enviaron sólo textos vs. fotos). Los que habían practicado el sexting manifestaron más intenciones que sus compañeros de tener relaciones sexuales en los próximos 6 meses, lo que sugiere que las intervenciones dirigidas hacia este grupo están garantizadas.
Otras diferencias sugieren que los adolescentes que practicaban el sexting tenían menos conciencia de su estado emocional y percibieron menos auto-eficacia para el manejo de sus emociones. Estos déficits pueden dificultar que los jóvenes reaccionen ante los demás o pueden dar lugar a acciones impulsivas manejadas por los sentimientos (como el sexting). Estas características también pueden llevar a los adolescentes a utilizar el sexting como una forma de auto-expresión, en lugar de interacciones directas emocionalmente más desafiantes.

Los resultados también fueron consistentes con el hecho de que los que practicaban el sexting percibieron una mayor aceptación de la actividad sexual de parte de su medio ambiente. Estas percepciones pueden normalizar y reducir las inhibiciones relacionadas con el sexo, incluyendo el sexting. Alternativamente, los adolescentes dedicados al sexting pueden atender selectivamente a actitudes que toleran estos comportamientos.
Se necesita investigación longitudinal para aclarar estas relaciones, pero estas construcciones pueden proporcionar una dirección para las intervenciones con jóvenes en situación de riesgo y sus familias, las que deben ser alentadas para monitorear el sexting así como otros comportamientos sexuales.

Existen limitaciones en dichos datos. Estos datos transversales no permiten conclusiones temporales. La muestra fue seleccionada en base a síntomas de dificultades emocionales o de comportamiento y por lo tanto no puede generalizarse a todos los estudiantes de escuela media; sin embargo, los adolescentes en situación de riesgo similar a la de esta muestra son frecuentes en muchas comunidades, haciendo que estos datos sean relevantes para los practicantes en una variedad de ambientes.
La muestra tenía una minoría de jóvenes con antecedentes de actividad sexual, y esto limita el poder para discernir subgrupos de patrones sexuales de riesgo entre los que estaban activos. Estos datos fueron recogidos por auto-informe y están sujetos a informar sesgos de estos métodos, aunque el uso de una auto-entrevista asistida por ordenador de audio para proporcionar privacidad adicional puede haber reducido los mismos.
La pregunta planteada permitió una gama de posibles interpretaciones de "foto sexual" o "mensaje sexual". Aunque esto permitió a los adolescentes definir la intención de su mensaje, no connota claramente el contenido. Por último, este estudio no recopiló información acerca de la tecnología y la propiedad o uso de los teléfonos; sin embargo, datos recientes sugieren que el acceso a esta tecnología es sumamente amplio. Futuros estudios deberán evaluar la frecuencia del sexting entre los adolescentes, así como la información relacionada con la influencia de recibir estos mensajes en el comportamiento sexual, más que de enviarlos.

Este estudio pone de relieve además que, ya en la escuela secundaria, la atención debe ser puesta en la comunicación electrónica de los adolescentes porque el sexting puede ser un marcador de conductas sexuales de riesgo que pueden tener consecuencias importantes, incluyendo embarazo o enfermedad.
Los pediatras deberían alentar a los padres a vigilar el uso del teléfono celular y la computadora y limitar el acceso sin restricciones, así como a utilizar las comunicaciones electrónicas como oportunidades para discutir la relación con la salud. Los médicos también pueden utilizar el sexting para iniciar la discusión sobre salud sexual y deben supervisar la relación del paciente con el sexting como lo hacen con otros comportamientos sexuales.
Como se ha sugerido anteriormente, los mensajes relacionados con el sexting y las conductas sexuales de riesgo se pueden incorporar en la educación sobre salud sexual de los jóvenes, incluyendo a los adolescentes jóvenes que son a menudo grandes consumidores de tecnología móvil. Educar a los jóvenes acerca de las posibles consecuencias del sexting, las estrategias para mantener relaciones saludables, y la relación del sexting con otros comportamientos de riesgo puede reducir el riesgo de los adolescentes.
La regulación del afecto y de las cogniciones relacionadas con el riesgo, las cuales difirieron significativamente entre los que practicaban el sexting en este estudio, puede también representar un camino importante para plantear intervenciones de reducción del riesgo.

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